Entrar al Mesón de David recuerda inmediatamente las picadas de Santiago. La decoración parecida al Hoyo, La Sangría servida en Jarros grandes como en las Tejas, los platos como en los Canallas y los postres como los de la Ana María. Y el dueño increíblemente se parece a Don Ángel del Lagar. Todo el reducto añora estos lugares y aproxima increíblemente a Chile.
La picada del Mesón, ubicada en el barrio Mercado de Barcelona distingue por su calidad en platos abundantes, comida hipercalórica y buenos precios. Es difícil encontrarse con guiris o english spoken turist, si abundan catalanes alternativos, españoles jóvenes y chilenos, como nosotros, acérrimos cultores de la mesa casera.
El lugar, en uno de los extremos del Raval es bastante visitado. Fue normal ver en la puerta gente esperando mesa o en la barra ingiriendo aperitivos o lubricantes varios para disolver con mayor facilidad la gran cantidad de cerdo que ofrece la carta.
Probamos con los platos de la casa. De entrada un caldo gallego, por 2.5 euros, cocido de todos los jamones, perniles, chorizos y embutidos que acompañan los segundos platos, cubierto por hojas de repollo y uno que otro pedazo de tocino navegando en sus vapores calientes. Un poco estéril en la sazón, escasa la sal y especias, pero con algo de tabasco y un poco de sal se arreglo bastante. De segundo plato un combinado gallego, mezcla de lacón o pernil, en chileno, orejas de chancho y chorizo cachelos con papas cocidas, por 7.5 euros. El lacón, muy similar a nuestro pernil paso a segundo plano rápidamente por la falta de sazón. Sin embargo las orejas de chancho preparadas de forma exquisita, cartílago incluido, muy sabrosas y en buena proporción. Igualmente el chorizo, con bastante carne por sobre la grasa con una gran cantidad de especias, logro equilibrar los sabores de las carnes. Las papas cocidas, muy buenas, todo esto salpicado con un débil pimentón picante. El postre , una crema catalana, por 3.5 euros, similar a un batido de crema pastelera pero más suave con un toque de caramelo quemado sobre esta, me impresiono, ya que no es común que en nuestras picadas picadas, además de la macedonia con helado de vainilla y la torta helada, existan postres tan buenos. Y la oferta del mesón de David en postres es bastante amplia.
La Sangría que nos acompaño durante la comida, falta de jugo de naranja, jerez y más fruta y con muy poca azúcar preferimos omitirla en este análisis de degustación.
De Salida un trago de bajativo o chupito de la casa. Un aguardiente, bastante fuerte con gusto a limón. No es recomendable para quienes no salen lo bastante entonados como para tomársela al seco, en nuestro caso, unos besitos al vaso y nada más, demasiado fuerte, luego de la aguada sangría acompañante de la cena
Importante mencionar la campanilla que suena cada vez que la propina es buena. Se lanzan las monedas a una alforja y el dueño hace tronar una campana que indica la bondad del comensal al momento de partir.
En el lugar se puede pagar con dinero en efectivo ya que para nosotros no había otra forma de pago. Estacionamientos propios no tiene o nunca lo supimos ya que acá somos usuarios de la red pública de trasporte y de las bicicletas. Eso sí el metro Paralel y Liceu se encuentran a pocas cuadras. Viernes y sábado funciona toda la noche, así que hay como movilizarse.
El mesón de David es una muy buena experiencia para quienes desean conocer los lugares de la anécdota gastronómica de Barcelona, con una oferta abundante en cerdo (pronto vamos por el lechazo, una pierna delantera de lechón completa), carnes y postres. Omitiendo la paradoja de la Sangría y la falta de condimentos de algunos platos, nos reencontramos calidamente con las bondades de una cocina casera sin grandes aspiraciones pero con varias recetas donde picar.
Degustaciones